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Esta es alguna de las preguntas que más habitualmente nos hacen nuestros clientes.
El hecho de tener que dejar el domicilio o el hecho de “romper con la rutina” es algo que suele tirar para atrás a muchas personas a la hora de decidirse a hacer una reforma.
Habitualmente no es necesario ya que trabajamos por partes de forma que no se interrumpa la actividad diaria del hogar y molestando lo menos posible; no obstante hay clientes que prefieren marchar para luego ver el resultado.
En cualquier caso es importante señalar que no siempre la reforma es tan incómoda como puede parecer a priori. Lógicamente todo dependerá del tipo de reforma a realizar pero si se trabaja con una buena planificación consensuada previamente con el cliente y con un buen equipo profesional que cumpla con los plazos estipulados, la reforma puede ser un proceso más sencillo de lo que nos parece.
De hecho, ese es uno de nuestros principales objetivos cuando llevamos a cabo una reforma: Facilitar al máximo la vida al cliente para que apenas se vea interrumpida su rutina y estilo de vida diario.
